Otros santos del 01 de abril:
Santa Agape
San Celso
San Gilberto de Caihness
San Pedro Calungsod
Santa Quionia
San Valerio de Lauconay
San Venancio y compañeros
Beato Hugo de Bonnevaux
Beato Luis Pavoni
Beato Nuno Álvarez Pereira
Hoy celebraNombre: Hugo (Masculino)
Celebran: Hugo, 1 de abril
Otros santos con nombre Hugo (once), en fechas y referencias distintas.
………….
Nombre: Celso (Masculino)
Celebración, 1 de abril
………….
Nombre: Beato Vicente Vargas Gonzál
Celebración, 1 de abril
San Hugo de Grenoble.
Obispo.
Hay 16 santos o beatos que llevan el nombre de Hugo. Los dos más famosos son San Hugo, Abad de Cluny (1109), y San Hugo de Grenoble, obispo cuya festividad se celebra hoy.
El obispo que nunca quiso serlo y que se santificó siéndolo.
Nació en Valence, a orillas del Isar, en el Delfinado, en el año 1053. Casi todo en su vida se sucede de forma poco frecuente. Su padre Odilón, después de cumplir con sus obligaciones patrias, se retiró con el consentimiento de su esposa a la Cartuja y al final de sus días recibió de mano de su hijo los últimos sacramentos. Así que el hijo fue educado en exclusiva por su madre.
Aún joven obtiene la prebenda de un canonicato y su carrera eclesiástica se promete feliz por su amistad con el legado del papa. Como es bueno y lo ven piadoso, lo hacen obispo a los veintisiete años muy en contra de su voluntad por no considerarse con cualidades para el oficio -y parece ser que tenía toda la razón-, pero una vez consagrado ya no había remedio; siempre atribuyeron su negativa a una humildad excesiva. Lo consagró obispo para Grenoble el papa Gregorio VII, en el año 1080, y costeó los gastos la condesa Matilde.
Al llegar a su diócesis se la encuentra en un estado deprimente: impera la usura, se compran y venden los bienes eclesiásticos (simonía), abundan los clérigos concubinarios, la moralidad de los fieles está bajo mínimos con los ejemplos de los clérigos, y sólo hay deudas por la mala administración del obispado. El escándalo entre todos es un hecho. Hugo -entre llantos y rezos- quiere poner remedio a todo, pero ni las penitencias, ni las visitas y exhortaciones a un pueblo rudo y grosero surten efecto. Después de dos años todo sigue en desorden y desconcierto. Termina el obispo por marcharse a la abadía de la Maison-Dieu en Clermont (Auvernia) y por vestir el hábito de san Benito. Pero el papa le manda taxativamente volver a tomar las riendas de su iglesia en Grenoble.
Con repugnancia obedece. Se entrega a cumplir fielmente y con desagrado su sagrado ministerio. La salud no le acompaña y las tentaciones más aviesas le atormentan por dentro. Inútil es insistir a los papas que se suceden le liberen de sus obligaciones, nombren otro obispo y acepten su dimisión. Erre que erre ha de seguir en el tajo de obispo sacando adelante la parcela de la Iglesia que tiene bajo su pastoreo. Vendió las mulas de su carro para ayudar a los pobres porque no había de dónde sacar cuartos ni alimentos, visita la diócesis andando por los caminos, estuvo presente en concilios y excomulgó al antipapa Anacleto; recibió al papa Inocencio II -que tampoco quiso aceptar su renuncia- cuando huía del cismático Pedro de Lyon y contribuyó a eliminar el cisma de Francia.
Ayudó a san Bruno y sus seis compañeros a establecerse en la Cartuja que para él fue siempre remanso de paz y un consuelo; frecuentemente la visita y pasa allí temporadas viviendo como el más fraile de todos los frailes.
Como él fue fiel y Dios es bueno, dio resultado su labor en Grenoble a la vuelta de más de medio siglo de trabajo de obispo. Se reformaron los clérigos, las costumbres cambiaron, se ordenaron los nobles y los pobres tuvieron hospital para los males del cuerpo y sosiego de las almas. Al final de su vida, atormentado por tentaciones que le llevaban a dudar de la Divina Providencia, aseguran que perdió la memoria hasta el extremo de no reconocer a sus amigos, pero manteniendo lucidez para lo que se refería al bien de las almas. Su vida fue ejemplar para todos, tanto que, muerto el 1 de abril de 1132, fue canonizado solo a los dos años, en el concilio que celebraba en Pisa el papa Inocencio.
No tuvo vocación de obispo nunca, pero fue sincero, honrado en el trabajo, piadoso, y obediente. La fuerza de Dios es así. Es modelo de obispos y de los más santos de todos los tiempos.
Vicente Vargas González, Beato.
Mártir Laico
Fecha de beatificación: 20 de noviembre de 2005, por el Papa Juan Pablo II, como parte de un grupo formado por él y otros 8 mártires méxicanos.
Nació en Ahualulco, Jalisco, el 22 de enero de 1905. Fue el séptimo de once hermanos; tres notas lo distinguieron de ellos: el color rojo de su pelo, que le ganó el sobrenombre de Colorado, su elevada estatura y su jovialidad. Siguió los pasos de su padre al ingresar a la Escuela de medicina, donde destacó por su buen humor, su camaradería y su clara identidad católica.
En cuanto pudo hacerlo, atendió gratuitamente la salud de los pobres. A los 22 años, próximo a concluir sus estudios universitarios, recibió en su hogar, con responsabilidad subsidiaria, a Anacleto González Flores, quien no tardó en advertir las cualidades de Ramón, pidiéndole sumarse a los campamentos de la resistencia activa como enfermero: «Por usted hago lo que sea, Maistro, pero irme al monte, no», contestó el interpelado.
La madrugada del 1 de abril de 1927 alguien azotó la puerta de los Vargas González; Ramón atendió el llamado; al entreabrir la puerta, un nutrido grupo de policías se apoderaron de la casa. Se cateó la vivienda y se aprehendió a sus ocupantes. Ramón mantuvo la calma pese a su indignación; en la calle, aprovechando el tumulto, pudo escapar sin que lo advirtieran sus captores, pero no tardó en volver sobre sus pasos y entregarse.
Cuando supo que iba a morir, su hombría de bien y su esperanza cristiana le bastaron para unir su sacrificio al de Cristo. Ante una exclamación de su hermano Jorge, respondió: «No temas, si morimos nuestra sangre lavará nuestras culpas». Para atenuar la cruel sentencia, el general de división Jesús María Ferreira, ofreció dejar en libertad al menor de los hermanos Vargas González; el indulto correspondía a Ramón, pero este, sin admitir reclamos, cede su lugar a Florentino. Era más del mediodía, urgía matar a los reos cuanto antes. Antes de ser fusilado, Ramón flexionó los dedos de su mano diestra formando la señal de la cruz.
San Celso, obispo.
Siglo XII.
Son varios los santos con este nombre, por lo que los Celsos pueden elegir entre varios días para celebrar su onomástica: el 9 de enero se celebra S. Celso, niño mártir; el 1 de abril, S. Celso obispo; el 10 de mayo y el 28 de julio, otros dos niños mártires. El 21 de noviembre, S. Celso mártir.
En el lugar llamado Ardpatrick, en la región de Munster, en Irlanda, san Celso, obispo de Armagh, que trabajó en favor de la instauración de la Iglesia.
“Celso es el nombre latino de Ceallach mac Aedha, en cuya familia la sede de Armagh había sido hereditaria durante varias generaciones. Como sus ocho predecesores, Celso era laico al asumir la sede en 1105, a los veintiséis años de edad. Consagrado obispo, fue un excelente pastor. San Bernardo de Claraval escribió sobre él: «Era un hombre bueno y temeroso de Dios». Fue muy asiduo en las visitas pastorales, administró sabiamente las posesiones de su diócesis y restauró la disciplina eclesiástica. Con este último punto se relaciona su presencia en el gran sínodo de Rath Breasail, al que asistieron no menos de cincuenta obispos, bajo la presidencia del legado pontificio Gilberto de Limerick. El pueblo no recibió de buen grado ni las reformas que llevó a cabo el sínodo, ni la nueva división de las diócesis.
Los anales de Four Masters cuentan que san Celso reconstruyó la catedral de Armagh. La época en que vivió fue muy agitada; tuvo que ejercer el oficio de mediador en las discordias de los príncipes irlandeses y sufrió las invasiones de los O'Rourke y los O'Brien. En todas sus dificultades le asistió san Malaquías, quien fue primero archidiácono suyo y después obispo de Connor. Poco antes de su muerte, ocurrida en Ardpatrick de Munster, en 1129, Celso acabó con la costumbre de la sucesión hereditaria, nombrando por sucesor a Malaquías. Según su deseo, fue enterrado en Lismore. El cardenal Baronio introdujo el nombre de san Celso en el Martirologio Romano. Su fiesta se celebra el l de abril, día de su muerte, en todas las diócesis de Irlanda”.
Fuente:
Refraneando que es gerundio:
“Sale marzo y entra abril, nubecitas a llorar y campitos a reír”.
“Abrir, tan pronto a llorar como reír” [alterna días de lluvia (llorar) con días de sol (reír)]
“La llegada de abril, es primavera; la savia y la sangre altera”.
“Cuando abril abrilea, bien luce la primavera”.